El sol y la luna aparecieron
eclipsados en un abrazo
y escalé una pirámide
y luego la otra para verlos
Los escalones eran suaves
y mi paso firme al ver
que las torres de tus pechos
me esperaban en lo alto
Enarbolé tu mástil
con la bandera de mis labios
el quetzal a reptar
la serpiente a volar
Tu reflejo en el agua
de dios inmoral brillaba
en tus ojos el deseo
asomaba, no demoraba
Y así fue que me zambullí
en el enredo de tus nalgas
en mis pliegues gozaste
mis gemidos fueron dulces
y embestí a la luna
y me calentó el sol
y la noche siguió al día
y otro eclipse a la noche
domingo, octubre 23, 2005
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